viernes, 7 de marzo de 2014

LOMCE, UNA LEY CON FECHA DE CADUCIDAD
Sobre la nueva Ley de educación (LOMCE) podemos y debemos reflexionar, ya que es la única actividad que se nos deja, de momento, pues su negociación ha correspondido sólo y exclusivamente al partido popular, así como su aprobación, con la oposición, prácticamente, de todos los grupos parlamentarios.
Nos han vendido que se hacía necesaria una nueva Ley, que diera una educación de calidad, que acabara con un sistema educativo “socialista” y lo han hecho con el insultante engaño, tácito y explícito, de que ni el profesorado ni las leyes educativas anteriores educaban con esfuerzo y rigor ni pretendían una educación de calidad ¡¡sólo ellos pretenden esa educación!! La mayoría de los grupos parlamentarios, las organizaciones que representan a los docentes, la confederación de madres y padres, los sindicatos de estudiantes, además de muchas organizaciones y la mayoría de la ciudadanía que respondió masivamente a las protestas contra dicha ley, queremos una mala educación para nuestros alumnos ¡¡cómo somos!!
No Sr ministro ¡¡noooo!! Si la educación es probablemente la clave principal para lograr la evolución y el progreso de la sociedad, es imprescindible que se hubiera reflexionado, dialogado y consensuado sobre la educación del futuro y su contribución al desarrollo de la sociedad y no imponer un modelo, a través de la educación, que unos cuantos, el grupo parlamentario del PP quiera.
La LOE intentó dar solución a un sistema educativo que no conseguía los objetivos que las leyes anteriores pretendían, pero el corto tiempo transcurrido desde su aprobación hasta la llegada del partido popular al gobierno no fue suficiente para evaluar su eficacia, ni hubo posibilidad de analizarla, ni por supuesto mejorarla en aquellos aspectos que se hubiese visto necesario.
El ministro Wert nunca dejó claras cuáles fueron las razones pedagógicas que aconsejaban modificar el sistema educativo no universitario. Hemos ido descubriendo, a posteriori, que aquella necesidad de cambio era parte de los débitos ideológicos y religiosos a pagar por el apoyo electoral al PP de los sectores más integristas y conservadores de la sociedad y más reaccionarios.
Existe consenso desde la Conferencia Mundial –sobre la educación para todos- organizada por la UNESCO, de que ésta es un factor necesario para lograr el progreso y el desarrollo de un país, dando respuesta de manera justa y equitativa a las necesidades de sus ciudadanos, destacando de forma prioritaria que uno de los objetivos principales es el conseguir una educación de calidad que responda a las nuevas demandas sociales de modo eficaz y proporcione no sólo un incremento en la calidad de vida de los ciudadanos sino, sobre todo, en justicia, equidad e igualdad de oportunidades, algo en lo que la LOMCE no destaca precisamente. No querer ver esa realidad o, peor, negarla y rechazar todo tipo de diálogo, es mantenerse en una situación permanente de conflictos, que es donde este gobierno parece que nos quiere llevar, dando oportunidad, por la falta de consenso, a que los grupos parlamentarios hayan publicitado su intención de derogar la ley en cuanto el Partido Popular pierda la mayoría absoluta.

Le digo a dicho partido y al ministro Wert que frente a los numerosos desafíos del porvenir, la educación constituye un instrumento indispensable para que la humanidad pueda progresar hacia los ideales de paz, libertad y justicia social. Afirmo mi convicción de la función esencial que tiene la educación en el desarrollo continuo de la persona y las sociedades, para acabar con la pobreza, la exclusión, la incomprensión, la opresión, las guerras, etc, en definitiva para hacer una sociedad mejor; aunque estoy convencido de que frente a estas reflexiones algunos políticos anteponen los intereses económicos y financieros y, por mucho que hablen de ella, la educación no entra en la categoría de sus prioridades y habrá que recordarles constantemente esa prioridad y el hecho de que las leyes educativas, en este caso, sean fruto del diálogo y un consenso necesario para que se convierta en normativa de todos y para todos, algo que desgraciadamente no ha ocurrido en la gestación de esta Ley –LOMCE- y que por ello nace con fecha de caducidad.
¡¡ASÍ NO PODEMOS SEGUIR!!


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